jueves, 5 de abril de 2012

Capítulo 1

Era una soleada mañana de viernes. Yo estaba en el colegio con mi mejor amiga, Cristina, dando vueltas y hablando por el patio. Hablábamos de las cosas de clase, como a quién le gustaba Raúl o del espantoso peinado nuevo de la profesora de Geografía. Todo normal. Tuvimos un día de clase normal y la cafetería estaba tan alborotada como siempre. En clase de Religión, algunas se pintaban las uñas y  mandaban notitas a los chicos guapos. Eso es lo más normal en mi colegio. Lo raro pasó en casa. Yo llegué tras un aburrido día en el cole y dejé tirada mi mochila en una esquina de mi habitación. Bajé a coger un poco de comida. En la cocina estaban mi madre, mi padre y mi hermano mayor, Carlos. Nada más verme entrar, mi padre vino corriendo hacia mí, me dio un abrazo y un beso y me dijo:
-Hija, tenemos que hablar los cuatro.
Genial. Cuando mi padre dice eso es que algo malo pasa. Nos sentamos cada uno en su sitio habitual, y mi padre volvió a hablar:
-Bien. Tengo que deciros que mi jefe, ¡me ha ascendido!
Mi madre pegó un salto en la silla y empezó a gritar como una loca, hasta que mi padre la interrumpió:
-No creo que lo que te vaya a decir ahora te guste tanto. Mi jefe me ha dicho que este ascenso supone  mudarse. Mudarse lejos.
Mi madre cambió de cara en lo que se tarda en chasquear los dedos.
-¿Como que mudarse?- preguntó mi madre- ¿Mudarse a donde?
-Pues... Déjame mirar en los papeles- mi padre cogió unos papeles y empezó a mirarlos-. A Londres.
-¿Londres?-repitió mi madre.
-Sí, Londres, es lo que hay- dijo de nuevo mi padre.
Para mi sorpresa, mi madre dijo:
-Vale, ¿pues cuando nos vamos?
-¿Que cuando nos vamos?-intervine yo- ¿Nos vamos de verdad?
-Sí hija, si no quieres que despidan a tu padre, sí-respondió mi madre.
-¡Yo no me quiero ir a Londres!
-No, prefiere vivir en una caja delante del supermercado-intervino Carlos.
-Cállate-le dije yo.
-No quiero-respondió. Odio que se ponga así.
-¡Ya está decidido!-gritó mi madre- ¡Nos vamos y punto!
Cuando mi madre se pone así es imposible que se calle.
-¡Nos iremos mañana mismo!- volvió a hablar mi madre- ¡Id a hacer las maletas y vuestro padre y yo compraremos los billetes para mañana! ¡¿Quedó claro?!
-Sí mamá-dijimos Carlos y yo a la vez.
-¡Pues ya estáis subiendo!
Carlos y yo subimos a nuestras respectivas habitaciones y los dos cerramos la puerta. Busqué mi móvil y llamé a Cristina.
-¿Qué?-me dijo cuando acabé de contarle todo- ¿Londres?
-Sí, y me voy mañana.
-Lo siento mucho. Te echaré de menos.
-Y yo.
Y las dos empezamos a llorar.
-¿Cuando salís?-me preguntó.
-Ya te dije, mañana.
-No, yo digo a qué hora.
-No sé, ¿por?
-Quiero ir a despedirte-me respondió.
-Gracias, espera, que le pregunto a mi madre.
Le fui a preguntar a mi madre.
-A las once de la mañana-me respondió.
-Cris, a las once.
-Vale. Hasta mañana a las once.
-Hasta mañana a las once, Cris.
Nos despedimos. No la volvería a ver. Lloré. Dentro de 24 horas estaría en Londres, un sitio en el que no he estado en mi vida, no conozco a nadie. Encendí el portátil y puse la música de One Direction, mi grupo favorito. Eso me relajó. Sobre todo ver a Harry ahí, cantando. Me quedé dormida pensando en él.

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